Usted se puede morir, eso es cuestión de salud
Pero no quiera saber lo que cuesta un ataúd.

Doña Soledad, Alfredo Zitarroza.

Por Marcos Jaureguizar

Pareciera ser que cualquiera de los debates políticos que se imponen en nuestro País tienen como sustrato la categoría colonialidad-decolonialidad. Se puede decir entonces que la discusión izquierda-derecha, populismo-antipopulismo, estado-mercado queda abarcada por este binomio que se estableció en 1942 ante la llegada de los europeos a estas tierras, nuestra América Latina, el Abia Yala.

La colonialidad tiene como objetivo la extracción, la extractividad de las riquezas de un país, región o continente para enriquecer otros países o continentes y, por supuesto personas físicas, especuladores seriales.

Las riquezas no solo son materiales, en un principio oro y plata, luego cuero, lanas y madera, más tarde granos y carnes, actualmente agua petróleo, gas, litio, minerales raros y por supuesto, oro y plata. Sin embargo la extractividad también tiene que ver otras actividades como por ejemplo la financiera. En Argentina se extraen dólares que no se imprimen aquí. La industria farmacéutica nacional y extranjera es una gran exportadora de dólares a sus casas matrices o a paraísos fiscales.

Esta rentabilidad desmesurada es multicausal pero tiene tres patas fundamentales que la sostienen: la oferta desmedida de medicamentos que sirven para nada; la publicidad permanente que ofrece milagros terapéuticos y la presión que ejercen los laboratorios sobre los médicos prescriptores para direccionar las indicaciones de tratamiento. Estos tres puntos implican un encarecimiento brutal de las drogas que realmente se recomiendan y que muchas veces impiden su adquisición de las personas que deben ser tratadas, aún con cobertura social o prepagos.

Un trabajo publicado por Matías Zelaya en 2021 pone en evidencia el listado de medicamentos que la Organización Mundial de la Salud recomienda para sostener las necesidades de la salud pública, 460 principios activos, versus la cantidad que vuelca la industria farmacéutica en distintos países. En “Argentina son más de 11.300 principios activos en más de 20.000 presentaciones diferentes”. 

Según datos del 2020, en Argentina 1 de cada 4 pesos invertidos en publicidad en financiado por la industria farmacéutica. Según BaeNegocios, en 2021 la inversión en publicidad para la venta de medicamentos fue de U$ 275.000.000 que hoy serían equivalentes aproximadamente a $ 357.500.000.000 

Estos escasos números no hacen más que poner en evidencia la poderosa máquina de presión que ejercen los laboratorios farmacéuticos. Ejemplo de este lobby  fue el derrocamiento de Arturo Ilía en 1966 entre cuyas causas se encontraba la ley que regulaba la producción y comercialización de medicamentos, declarados como bienes sociales por el Ministro de Salud Arturo Oñativia con total oposición de los laboratorios. 

Veinte años antes, en 1946, Ramón Carrillo, Secretario de Salud Pública del gobierno de Perón crea la Empresa Medicinal del Estado, EMESTA, cuyos objetivos eran los de proveer medicación de calidad, a bajos costos y regular el mercado de los medicamentos. En poco tiempo se elaboraron y vendieron alrededor de 100 principios activos entre el 50 y 75% menos del valor de la misma medicación de laboratorios privados. 

Seguramente otra de las causas que alimentaron la revolución Fusiladora de 1955 y que dio por terminada la experiencia de la EMESTA.

Como se planteó al principio de este artículo, al gobierno nacional solo le interesa preparar el terreno para que Argentina continúe siendo saqueada, esta vez a un ritmo vertiginoso y violento. 

Miles de personas quedaron sin cobertura social porque fueron despedidos de sus trabajos y otras miles no pueden pagar los prepagos por el aumento de dichas empresas.

La propuesta de algunas provincias es la de fabricar la mayor cantidad de principios activos para mejorar la cobertura de medicación tanto de enfermedades agudas como crónicas.

La provincia de Buenos Aires cuenta con el Instituto Biológico Dr. Tomás Perón que fabrica medicamentos para la diabetes, hipertensión arterial, antibióticos, tratamiento del dolor y productos biológicos como vacunas y sueros. 

El Ministro de Salud Provincial Nicolas Kreplak, presentó ademas el proyecto de creación del Centro Farmacéutico Bonaerense bajo la forma de una sociedad anónima con participación mayoritaria estatal lo cual aceleraría los procesos de producción de medicamentos y serviría como referencia para regular los precios del mercado farmacéutico.

La soberanía es fundamentalmente consecuencia de la independencia, la posibilidad de decidir lo mejor para, en este caso, el pueblo argentino.

La salud es un derecho humano, no un negocio. La medicación debe ser un bien social sin sujeciones del mercado o fondos buitres. La Soberanía también es Sanitaria.