En un discurso radiofónico del 20 de agosto de 1947 el Presidente recordaba y aleccionaba:

  • Yo no he de olvidar jamás una lección que recibí cuando era niño. Discutía
    con una persona mayor sobre la veracidad de cierta afirmación por haberla
    leída en un diario. Esa persona tenía un perro al que llamaba León:”León,
    León, León”, y el perro vino. “¿Ha visto?”, me dijo. “Le digo León y viene;
    pero no es león, es perro”.
    Desde entonces, cuando leo o me dicen algo, lo primero que hago es
    discurrir por mi si ello es o no. No sea cosa que digan que es león y luego
    resulte perro.
    De “La chispa de Perón”, Fermín Chávez, Cántaro Edit., 1990, pág.43