Por Marcos Jaureguizar

Sábado 8 de junio, Estadio Diego Armando Maradona, La Plata, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.

Ya el nombre del lugar genera una sensación de irreverencia y enfrentamiento al poder tomado desde el poder que es dado por el pueblo. Diego no tomó el poder, se lo dimos desde el lugar más maravilloso que es el de las contradicciones.

Sentado por primera vez en una butaca de la platea (antes campo, nunca platea), junto a dos de mis hijas comenzamos a ver como se llenaba el estadio hasta no caber un alma. Literalmente no entraba nadie más, plateas y campo cubiertos. No hay números concretos aun. ¿Ochenta, noventa mil personas?, no sé. Estaba al mango. Fue una fiesta, otro público del de hace 20 años, la misma misa.

No entró más gente porque no había más entradas. Pero lo interesante no pasó por ahí, lo interesante paso por  lo que cantaron Los Fundamentalistas como banda afiatada y lo que cantamos nosotros como comunidad ricotera y resistente, en un diálogo permanente de alto contenido político, quizá, por los temas que cantaron, fue el recital más político de todos los que vi. “De esta tierra que es una herida, que se abre todos los días, a pura muerte, a todo gramo”. 

Antes que comiese el show principal habíamos comenzado nosotros, los teloneros con “el que no salta votó a Milei” y “la Patria no se vende”. Todo el estadio, todas las voces todas diría Tejada Gomez. Atronador, desafinado que se afinaba en multitud, emocional, saliendo de las tripas. Las dos frases eran toda la canción, cada frase una canción distinta. Sin embargo en cada frase cada uno ponía el resto de un poema que hablaba de angustia, pobreza, desilusión, incredulidad, bronca; cada una y cada uno poníamos estas cuestiones, sin embargo todes poníamos la resistencia, la esperanza, las ganas infinitas de seguir luchando. Todes ponían “Banderas en tu corazón, Yo quiero verlas! Ondeando, luzca el sol o no Banderas rojas! banderas negras! De lienzo blanco en tu corazón.”

En la fila de atrás, inmediatamente detrás de nosotres dos chicas comentaron “nosotras no vinimos a hacer política, vinimos a escuchar música”. No tuvimos que contestarles, les contestó el Indio con “obligados a escapar, somos presos políticos, reos de la propiedad, los esclavos políticos” de la canción “Todo preso es político”.

Era verdad, las pibas vinieron a escuchar música, probablemente no entendieron que la fiesta iba para otro lado donde la música lo que ponía era ritmo, pero las palabras ponían encuentro.

Tres horas de fiesta, que terminó, como siempre, con el pogo más grande del mundo. Jijiji hizo bailar los cuepos, los espiritus, ondear las banderas, tener la esperanza de ver al pueblo festejar la posibilidad de volver.