Por Alejandro Mosquera

El intento de asesinato del expresidente y candidato Donald J. Trump en un acto en Pensilvania impactó en la política de EEUU, y el mundo mira atentamente cual será la deriva que tendrá. 

Es difícil a sola horas de lo ocurrido internarse demasiado en una mirada tratando de prever el futuro. Si conviene tener en cuenta algunas claves para poder analizar lo trascendente del momento.

• El expresidente Trump según indican todos los sondeos, y el debate con el presidente Biden donde este ratificó su problemas cognitivos y discursivos, lo había acercado aún más al posible triunfo en noviembre. 
• EEUU con la administración actual ha sido el principal precursor de la guerra en Ucrania y de la agresividad de parte de elite europea en preparase para una guerra de alta intensidad contra la Federación Rusa. Contemporáneamente a la reunión de la OTAN por sus 75 años en Washington donde se ratifica la orientación de agresiva  contra China y Rusia y alienta a los 32 países integrantes de la alianza a profundizar la línea de preparación guerrerista aún a costa del bienestar de sus pueblos y de perjudicar la economía de sus países, el expresidente Trump sostiene sus críticas sobre la inversión de cada país en la defensa y en la magnitud del aporte de EEUU a Ucrania y que si el gana las elecciones pondría fin rápidamente al conflicto bélico. Encima el presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin contesta sosteniendo que cree en la intención del norteamericano.
• Estados Unidos vive una polarización política y social profunda. El propio Trump ha sido expresión e impulsor de un discursos de violencia e intolerancia que en ese campo minado penetra como cuchillo en la manteca. Una consecuencia de ese proceso de incitación a la violencia política en un país de por si  violento y con fanatismo por las armas, fue el asalto al Capitolio el 6 de enero  de 2021 con el argumento de fraude en las elecciones que el exmandatario había perdido. Tanto en el propio país, como en el mundo, y hasta los servicios de inteligencia de la OTAN hablaron de un autogolpe de Trump.

• Una vez más el llamado neoliberalismo “progresista” que representa los intereses de Wall Street es decir del capital financiero concentrado ha demostrado su ineficacia para solucionar los problemas de los norteamericanos, encima otra vez aliado al complejo militar-industrial que trabaja al máximo en la producción de armas al calor de las guerras en el mundo en especial en Ucrania. 

Las preguntas que se abren es cual será la reacción de la sociedad ante el atentado, en particular del núcleo duro de apoya a Trump, en especial de los grupos violentos, racistas y supremacistas. Sobre todo porque estos grupos son proclives a las teorías conspirativas que ratifican sus prejuicios políticos, su odio al progresismo y la izquierda, en ver en cualquier rival un enemigo de la nación norteamericana. 

Cómo utilizará Trump este agresión para potenciar su campaña es evidente, la cuestión es como describe la autoría del atentado a sus autores mediatos. Su primera declaración ha sido medida, ha rechazado la violencia y sostuvo que no sabía sobre la autoría y razones del atentado.

El segundo interrogante (de los tantos) es si los demócratas profundizaran su accionar para reemplazar a Biden como candidato o aceptaran que ya es tarde y se asoman a una paliza electoral. Las versiones previas al atentado se multiplicaban entre ellas que no encontraban candidato que pudiera revertir los sondeos en baja de Biden en especial de Kamala Harris, por eso aparecían opiniones favorables a Michelle Obama. 

Lo indudable con todas las incertezas de nuestro tiempo es que se profundizara la inestabilidad política en EEUU y el mundo, y en la posibilidad de hechos disruptivos no esperados. 

Y por casa como andamos

En nuestro país como es lógico se multiplicaron los repudios al atentado al expresidente Trump y la violencia política. Sin embargo, por enésima vez la nota la da el presidente Javier Milei.

Nuestro presidente en su comunicado junto al repudio sostuvo quienes eran los autores del atentado: “No sorprende la desesperación de la izquierda internacional que hoy ve cómo su ideología nefasta expira, y está dispuesta a desestabilizar las democracias y promover la violencia para atornillarse al poder. Con pánico a perder en las urnas, recurren al terrorismo para imponer su agenda retrógrada y autoritaria”

Haciéndose eco de los provocadores halcones y provocadores del Partido Republicano como senadorTim Scott (republicano de Carolina del Sur) que sostuvo: “Seamos claros: este fue un intento de asesinato ayudado e instigado por la izquierda radical y los medios corporativos que llaman incesantemente a Trump una amenaza para la democracia, fascista o algo peor”. El presidente argentino sin ninguna prueba, con una investigación en marcha donde el autor de los disparos Thomas Matthew Crooks de 20 años está inscripto como votante de los Republicanos y con un aporte de 15 dólares a una campaña demócrata, mostrando no solo lo contradictorio sino que es una investigación que recién empieza, el acusó sin nombrarlo a Biden de ser el responsable del atentando. Una vez más demuestra que no está a la altura más allá de su ideológica de ser presidente de nuestro país.

Aún mas relieve tienen las anteojeras del Mileismo porque nuestro país ha sido víctima también de la violencia política en muchos momentos de su historia y muy recientemente con el intento de asesinato de Cristina Fernandez de Kirchner, y muchos de los funcionarios del actual gobierno no repudiaron el atentado a nuestra expresidenta sino que favorecieron todas las maniobras que existieron y existen para lograr la impunidad de los cómplices de Sabag Montiel y sobre todo de sus mandantes.

¿Creerá el Milei que con esta declaración impropia de un presidente logrará los dólares que le reclama al FMI? Si fuera así más allá de la mirada infantil  que tiene de la geopolítica se asegura que durante este año la administración norteamericana presidida por su acusado se verá impulsada a no avalar en el directorio del fondo esa “ayuda”. 

Es claro para quien quiera ver que el esquema monetarista extremo de Milei-Caputo está fallando, y que las medidas anunciadas muestran el peligro de una profundización de un dólar paralelo y financieros que se disparan, el peligro de una devaluación como fue al principio de su gestión que disparo en días la inflación, y tufillo fuerte a la posibilidad de un default. Así se pone en riesgo el único caballito de batalla que tenía el gobierno y queda desnudo que el proyecto colonialista implica una destrucción del aparato productivo nacional, de un crecimiento del desempleo y del deterioro máximo de los ingresos populares. 

El gobierno trato de ganar aire político con la firma del Pacto de Mayo el 9 de julio, los medios masivos avalaron la operación como un fortalecimiento. Sin embargo, más allá de la escenificación de la firma de una declaración respaldo genérico a Milei que pomposamente les llaman “políticas de estado”, el pacto verdadero se firmó con la aprobación de la ley bases y en especial el RIGI (Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones). Esta ley es la expresión más importante de la entrega de soberanía, de nuestras riquezas comunes, y garantizan a las grandes corporaciones estabilidad fiscal por 30 años, que a partir del cuarto año no pagan retenciones y sin obligación. Diseñando un círculo de encierro a la autonomía nacional con la elección de los tribunales donde se resuelvan los conflictos en particular en el CIADI donde el país siempre pierde. El corolario de protección de la entrega es un sistema legal, en especial una corte suprema cooptado por el poder corporativo. 

La firma de ese Pacto transversal, es en realidad el Pacto del Poder contra el pueblo, la Nación y el futuro. No solo fueron el resultado de las presiones y las negociaciones oscuras, de intercambios de favores y las “Banelco” varias, sino y sobre todo desde su redacción hasta su aprobación hija de la presión, lobby, amenazas y compras de las grandes corporaciones para que gobernadores, diputados y senadores acompañaran un sistema de colonización e impunidad ideado en sus estudios y por sus Ceos. 

La declaración de la trasnoche del 8 de julio y su firma pasadas las cero hora del 9 utilizando los mecanismos del presidente solo sirve como principio de revelación para ver quien acepta, por la razón que sea, el sometimiento. 

La realidad testaruda muestra los efectos de la política oficial de estos meses para millones de argentinas y argentinos, una verdadera catástrofe en sus ingresos, en las pymes, en la industria nacional. Podrá Milei seguir insultando a quienes lo desmienten, a los que opinan diferentes, hasta incluso a los neoliberales que ven que este proyecto se estrella y que el costo lo pagarán todos y especial las ideas neoliberales, podrá seguir mintiendo a nuestro pueblo, atacando a periodistas o tratando de desviar el debate público, pero la realidad penetra por todos los poros de la sociedad. 

Como hemos sostenido en esta columna en varios artículos anteriores, el bloque dominante comparte el rumbo del oficialismo. Lo usa  al presidente de mascarón de proa y le sacarán todo el jugo que pueda mientras duré. Y a la vez trabajan en cómo sostener la gobernabilidad de los beneficios extraordinarios que logran en esta etapa. Por eso desde el imperio y las grandes corporaciones locales o extranjeras mantienen en agenda para que después de los destrozos mileitas aparezca una convergencia partidaria de derecha “racional” transversal  que sostenga con mejores modales el rumbo y la estabilidad de la expropiación de soberanía, de riquezas y bienes naturales a favor de ellos que significa el rumbo actual. 

Las crisis de la oposición y los debates en el movimiento nacional y popular no pueden nublar el problema central que enfrentamos. Por supuesto que existen causas externas que nos afectan dado el proceso que vive el capitalismo y las nuevas configuraciones políticas en EEUU y Europa. A la vez son determinantes las causas internas y la necesidad de un proyecto alternativo que de esperanza de transformación y mejor vivir para nuestro pueblo, que reconozca las causas de la derrota y las mire de frente no para encerrarse en la nostalgia sino para recuperar la vitalidad. El recuperar la fuerza revolucionaria de la democracia y del movimiento nacional y popular no solo es un deseo o una opinión de un sector, es una necesidad. Sin ella el camino es repetir los yerros de creer que la capacidad de modernizar la propuesta es sobre todo aceptar la hegemonía cultural, de valores y políticas de las derechas. 

Si en su momento el triunfo de Macri en las elecciones del 2015 sirvió para que todo el sistema político se corriera a la derecha, la existencia de Milei y su crecimiento antes sirvió para correr aún más el sistema y los valores, los candidatos que compitieron también expresaron ese corrimiento. Y por supuesto estos procesos de las elites también afectaron a la sociedad. El hartazgo con el sistema y el capitalismo realmente existente como signo de esta etapa tanto en el país como en el mundo no redundó en un crecimiento de la izquierda o de los sectores transformadores. Por el contrario creció la derecha. La izquierda también debe ser capaz de mirar sus responsabilidades de frente sobre esta incapacidad. 

El Pacto del pueblo

La crisis del gobierno y de las derechas, sus luchas internas, por sí mismas no significaran una derrota del proyecto neo-colonial. La idea de algunos de esperar el fracaso por que la gente volverá al peronismo o al frente es una idea no solo falsa sino que anuncia nuevas derrotas del movimiento nacional y popular. 

Sin protagonismo social , sin organización popular, con dispersión de los actores de la transformación, sin una estrategia compartida, será imposible la construcción de una etapa de recuperación nacional y de recuperación de soberanía. 

Los argentinos necesitamos de un Pacto de Pueblo contra el proyecto neo-colonial, una confluencia que permita desconocer las leyes inconstitucionales del neocolonialismo, cancelar el acuerdo con el FMI, auditar la deuda, juzgar a los fugadores y a los responsables de la destrucción. Y recuperar la soberanía integral para poder desarrollar la producción, el trabajo y los derechos que se han destruidos. 

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